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sábado, 10 de diciembre de 2016

El Asesino de la Katana

José Rabadán Pardo, un individuo de 16 años el cual en la primavera del año 2000, cometió un triple crimen, parricidio múltiple y asesinato, mató con una katana a toda su familia, a su padre, a su madre y a su hermana pequeña con síndrome de down.
Lejos de echarse enemigos a sus espaldas, sorprendente y erróneamente por supuesto, le salieron miles de admiradores y admiradoras, entre algunas de ellas, incluso llegaron a seguir sus pasos como las brujas de San Fernando.
Su tía, que actuó como tutora, solicitó a la Seguridad Social una pensión de orfandad, que el Estado le concedió “porque legalmente tenía derecho hasta que no hubiera una sentencia firmada”.José recibió desde finales de julio del año 2000, una doble pensión de orfandad, una del padre y otra de la madre.
Durante una breve comparecencia en el Juzgado de Menores de Murcia, que se desarrolló a puerta cerrada, José Rabadán reconoció los hechos y se conformó con la pena impuesta, por lo que no fue preciso celebrar el juicio, según indicaron fuentes judiciales.
Fuentes de su defensa señalaron que la acusación estatal, queinicialmente pedía tres penas de ocho años de internamiento por otros tantos delitos de asesinato, rebajó la condena pedida a la vista de los informes psicológicos y psiquiátricos aportados a la causa.

El informe de los forenses reflejó que el matrimonio Rabadán Pardo y su hija fueron asesinados entre las seis y las ocho de la mañana.Rafael, el padre, sí llego a percatarse de lo que ocurría e intentó repeler la agresióncubriéndose la cara con la manos.
Tres dedos de una de sus manos aparecieron seccionados y tenía otro gran corte a la altura del cuello, según el informe de la autopsia.
La madre, pudo recibir el golpe mortal mientras permanecía dormida, ya que no presentaba síntomas de haber ofrecido resistencia ante la agresión.
En cambio algunos medios dijeron que estaba despierta sentada en la cama cuando llegó José y ella empezó a llamar a su marido pidiéndole ayuda sin saber que ya estaba muerto.
La niña presentaba una gran herida en el cuello. Esta víctima también pudo ser consciente de la agresión, según la autopsia.
Fue detenido por la Policía Nacional el 3 de abril de 2000, en la estación de Renfe de Alicante tras comprar un billete con destino a Barcelona, mientras que su familia fue enterrada un día después en Murcia.
José, había decidido quedarse solo en el mundo, vivir una nueva vida, disfrutar de libertad para viajar a Barcelona y conocer a Sonia, una muchacha de su misma edad de quien se había encandilado en sus charlas nocturnas por Internet.
Así, tranquilamente, sin aspavientos, un detalle detrás de otro, se lo fue contando a la policía la noche de autos, en una habitación de la comisaría de Murcia.
Y por qué lo hiciste?”, le preguntaron una y otra vez los policías, intrigados por si detrás del crimen se escondía algún extraño juego de rol, tal vez un rito satánico: “Quería vivir una experiencia distinta. Estar solo. Que mis padres no me buscaran“. Los agentes insistieron: “Y a tu hermana, ¿por qué mataste a tu hermana?”. La respuesta empezó por otra pregunta: “¿Y qué iba a hacer ella sola en el mundo…? La maté para que no sufriera”.
La ropa del joven estaba ensangrentada, igual que la casa. Decidió cambiarse, pero no se mudó ni de camiseta ni de calzoncillos. No había tiempo que perder. Rebuscó por la casa y sólo encontró 15.000 pesetas.
Así ensangrentado pero limpio por fuera, con su teléfono móvil y sin las llaves de casa -“no pensaba volver nunca”- salió a la calle.
Acababa de amanecer. Se echó a andar en dirección al centro de Murcia. Caminó hasta que calculó que Sonia, su amiga de Barcelona, se había despertado. La llamó una y otra vez. Hasta una docena de veces. Hablaron tanto que casi consumió las 6.000 pesetas que aún le quedaban en su tarjeta de Movistar. Dejó de hablar al salir de la ciudad.
 Se puso a hacer autoestop. Quería ir a Alicante y no tardó mucho en conseguirlo. No es difícil auxiliar a un chico con tan buena pinta.Como hemos mencionado anteriormente, otra de las obsesiones de la policía durante los interrogatorios era saber si detrás del crimen se escondía algún juego de rol, la emulación de algún héroe virtual.
El hallazgo de dos libros en su cuarto -Ave Lucifer y El poder de la magia- desató las especulaciones. Incluso se le quiso hacer parecer a Squall, protagonista de una vídeoaventura -Final Fantasy VIII– que tenía en su cuarto. “¿Y te cortaste el pelo así?”, le preguntaron, “¿por Squall?”: “¡Qué va…!”.
Por si acaso, insistieron. Hablaron de magia, de kárate, de ritos satánicos… y resultó que José había oído algo de todo, pero no sabía en realidad de nada.
El caso por ser un crimen antinatura, ya tenía mucho tirón mediático, pero quizás no habría trascendido más allá que otros, si no hubiese sido por el sensacionalismo de los medios, ya que muchos de ellos aseguraban, incluída la televisión que, José Rabadán Pardo había cometido los asesinatos influido por el personaje del famoso videojuego mencionado.
La puerta del 2º C está precintada con cinta azul y blanca de la policía. María, la vecina del 2º B, quiere ponerle cordura a la tristeza. Veintiún años de convivencia cordial con Mercedes y Rafael, y también con sus hijos, a los que ella vio crecer día a día, se merecen un epitafio certero, alejado del sensacionalismo de algunos medios.
“El chaval era lo que era hasta que hizo lo que hizo, yo sé lo que me quiero decir”, explica María y tiene razón. Quiere decir, por ejemplo, que es mentira que José fuese un chaval raro. Nunca lo fue. Mal estudiante, sí. Reservado, también. Pero nada más.
José Rabadán, ya con 19 años, el 25 de septiembre de 2003,se fugó durante una “salida terapéutica” a Elche (Alicante) organizada por el centro de menores de Murcia, donde vivía recluido desde que fue condenado, en junio de 2001.
Dos policías de paisano lo arrestaron cuatro horas después cuando caminaba por una carretera, a cuatro kilómetros del punto en que inició la huida.
El 22 de octubre de 2004, se sentó en el banquillo de los acusados, esta vez enjuiciado como adulto, por el delito del año anterior del quebrantamiento de condena. El chico, se acogió a su derecho a no declarar. El fiscal pidió 9 meses de cárcel al apreciar que Rabadán “sabía” que cumplía condena.
Quedó en libertad el 1 de enero de 2008tras cumplir siete años, nueve meses y un día de pena por el parricidio de sus dos progenitores, Rafael Rabadán y Mercedes Pardo, y el asesinato de su hermana pequeña, María, a quienes mató con una catana en la madrugada del 1 de abril de 2000.
Rabadán, que actualmente tiene 24 años, fue condenado a cumplir ocho años de internamiento, más otros dos años de libertad vigilada, aunque en un auto dictado en 2005, la jueza encargada del caso redujo la pena en “ocho meses, menos seis días” porque tras haber cumplido las tres cuartas partes de su internamiento, continuar con el mismo “puede en estos momentos influir negativamente en su situación personal”, según el auto.
Además, estableció que el 1 de enero de 2006 comenzaría a cumplir la pena de libertad vigilada con los informes favorables de la fiscal y del equipo técnico del juzgado.
Con la rebaja de la pena, Rabadán quedó en libertad el 1 de enero de 2008 y ya no estaba obligado a residir en la casa de acogida de la Asociación Nueva Vida de Santander, donde habitaba, ni tuvo obligación de acudir a su puesto de trabajo ni de comparecer ante el juzgado de menores cada 15 días. Además, no tuvo que acudir a las citas fijadas por el funcionario encargado de supervisar su condena ni hacer cursos de reinserción sociolaboral.




Las últimas noticias que tuvimos sobre José Rabadán, fueron por parte de un lector de este blog,Marcos, el 6 de febrero de 2013:
Soy de un pueblo de Cantabria y resulta que José Rabadan vive aqui desde hace ya unos cuantos años, no bajo la tutela de sus tios sino de una mujer que le acogió a él y a su novia, una chica de origen gitano que actualmente tendrá unos 20 años. Este “hombre” por llamarlo de alguna manera vive tranquilamente sin que nadie le diga nada y siendo libre, lo que más nos indigna a más de uno.
Marcos, lector del blog



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